Tu instructor, el Espíritu Santo, te va a guiar paso a paso. ¡Tranquilo!, Él es un experto guiando. Él simplemente da la palabra y el resto depende de nosotros. Los grandes de la fe dieron el salto sin ver nada. Nuestro ojo humano ve lo que quiere ver, las circunstancias, el problema, la aflicción. Lo increíble es lo que sucede cuando nos determinamos a dar el paso aunque no veamos. Es como si recibiéramos un súper poder que nos hace diferentes, Dios toma nuestra visión humana que solo ve lo natural y nos da Su “ultravisión”, que ve más allá de nuestro alcance.