Ante una situación tan patética no pude dejar de darle otra oportunidad. Sentí que, en el fondo, Saúl no era culpable de sus yerros. Un joven que se desprecia tanto a sí mismo debe tener una pésima familia. El origen de la autovaloración de un individuo se halla en su familia. La gente se comporta en la calle como aprendió a hacerlo en su casa. Si Saúl está en malos pasos no hay más culpables que usted y su esposa...