Al empezar la clase se pone al grupo en círculo, y todos tienen que sacarse un zapato y ponerlo en el medio (durante la clase anterior se puede avisar -sin dar muchas pistas- de que todos deben venir con lindas medias). Los líderes toman al azar un zapato de la montaña y explican que cuando se dé la señal (con silbato, a la cuenta de tres o al bajar la mano) todos tienen que correr al medio y ponerse un zapato. Al correr, alguno de los participantes se va a quedar sin zapato. Ponerse el zapato de otro es muy difícil. A veces cuesta mucho, y en realidad no hay mucha gente que quiera hacerlo. Esta actividad es ideal para llevar al grupo a tratar de entender siempre la situación de los demás