De hecho, tu Hacedor te creó con sed para que sirva como «indicador de sequedad». Deja que tu nivel de fluidos baje y verás la explosión de síntomas. Boca seca. Lengua pesada. Dolor de cabeza. Rodillas endebles. Priva tu cuerpo de los líquidos necesarios y tu cuerpo te lo dejará saber.
Priva tu alma de agua espiritual y ella te lo dirá. Los corazones deshidratados envían mensajes desesperados. Temperamentos irritados. Olas de preocupación. Mastodontes atronadores de culpa y temor. ¿Crees que Dios quiere que vivas con estas cosas? Falta de esperanza. Insomnio. Soledad. Resentimiento. Irritabilidad. Inseguridad. Estas son señales y advertencias, síntomas de una sequedad en lo más profundo de tu ser.