también tenía que admitir que había algo especial en la posibilidad de pasarse todo el día en pijama cuando le apetecía. Algo que a veces hacía. Y Ben también. Los denominaban «días perezosos», y eran los mejores del año. A veces se pasaban todas las horas haciendo el remolón; simplemente pedían una pizza a domicilio y disfrutaban de una película. Sin lugar a dudas, el paraíso terrenal.