YO, SIN TI, CONTIGO
Nació un amor verdadero,
entre un hombre y una mujer,
la distancia, fue por entero
de los dos, enemiga a la vez.
Dialogaban por sus cartas,
se abrazaban en la expresión
y el despido de las mismas,
era un puro beso de amor.
Las hojas blancas y puras,
escritas, renglón a renglón
hablando, iban con ternura,
frases nacidas del corazón.
De frase a frase, nacía un verso
de cada punto, un cantar…
cerraba los ojos, soñaba;
parecía verte volar.
Te acercabas y huías
como ola que viene y va;
cogerte fuerte quería…
eras, espejismo real.
Como brote primaveral
eran tus cartas, cariño…
en ellas, te oía hablar,
me hacías llorar como a un niño.
Lágrimas, que no en los ojos
hacían su aparecer,
sino… dentro de mi alma,
en todo mi cuerpo, en mi ser.
El sueño, era el mensajero
fiel retrato de los dos;
pero el sueño no suplía…
el vivo fuego de amor.
Y si yo mando del sueño,
de rosa, pinto su color;
lo veo siempre risueño
nunca lo veo de dolor.
Porque el sueño, es fantasía
muy diferente a lo real;
el amor, aunque da alegría,
hay veces, que te hace llorar.
Recuerdos de una figura,
plasmada, inmóvil en papel;
físico de una hermosura,
de ella, pero sólo papel.
Papel, inmóvil y pasivo
que naciste vivo, y ahora…
andas tu vida dormido,
sin poder besar tu aurora.
Telefónica llamada,
sonido dulce de una voz,
la tuya, voz distanciada
pero cerca del corazón.
Presto, descuelgo y escucho,
hablamos muy cerca los dos,
frases, que en el oído entran
y se oyen en el corazón.
Vuelve a aparecer el sueño,
por él, nos vemos los dos,
mientras hablamos diciendo,
pequeñas frases de amor.
Que bonito es oír: te quiero…
cara a cara, solos tú y yo;
no por escrito y un sello…
que nos separa a los dos.
Que bonito es mirar y ver
como el tocar y sentir;
pues, rozar y ver es querer,
y el querer, hace vivir.