Pero supongo que no necesito contarte que el régimen somete a su propia gente a una vigilancia absoluta. Las llamadas y el correo están monitorizados. Los aparatos de radio y televisión están trucados para recibir sólo canales gubernamentales, los viajes están estrictamente controlados, los pensamientos de la gente se moldean y controlan. Un paso desacompasado, cualquier pequeño error, y la persona cae bajo sospecha. Las redes de informadores llegan a todos los niveles de la sociedad, desde el Politburó hasta el gulag de la prisión