SamCoca Jccompartió una citahace 4 años
Y quizá la fama de Sade sobre todos los demás pornógrafos se deba a que él realiza de una manera más sistemática que ningún otro esta inversión moral. «Está claro que no descuidaré nada para corromperla, para degradarla, para poner patas arriba en ella todos los falsos principios morales con que la hayan podido aturdir; quiero, en dos lecciones, volverla tan libertina como yo..., igual de impía..., igual de pervertida», dice Madame de Saint-Ange, en La filosofía en el tocador, de la jovencita que va a visitarla unos momentos más tarde; y lo que sigue a estas palabras no es sólo una imaginativa y muy variada exhibición de actividades sexuales; el libro consta tanto de escenas eróticas como de discusiones en las que Sade ataca rabiosamente la moral de la sociedad en la que vive. Como comenta Safranski, hay en Sade un impulso casi religioso de llegar al mal absoluto para probar su libertad frente a Dios e incluso frente a la naturaleza. Niega la idea de pecado porque eso supondría aceptar previamente la validez de la norma que se infringe.
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