Drexancompartió una citahace 7 años
Volvió el silencio. Pasaban gentes por la calle iluminada. Bernardo las seguía con los ojos. Otra vez experimentaba esa sensación de desaliento que le llenaba el pecho. Sentía ansias de irse, de estar lejos, quería despedirse y efectivamente se puso de pie y se despidió. Laura confusa se atrevió a preguntarle quién le esperaba:
—Nadie.
—¿Entonces?
—No puedo, tengo que hacer. Me es imposible. Otro día nos veremos. Ahora tengo que hacer y ya estoy en retardo.
¿Qué tiene que hacer? ¿Tiene que volver a su martirio? Tiene que sumergirse en su martirio. ¿Por qué ir a encerrarse en su casa en donde le espera la soledad, en donde le espera la palabra sátiro con un largo cortejo de terrores, en donde le espera toda su angustia? ¿O es que está enamorándose de su tormento?
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