Perla L. Delgadocompartió una citahace 5 años
sí siguieron las semanas hasta que empezaron a retarme. Se levantaban de sus lugares para empujarse y platicaban incluso cuando les pedía que pusieran atención. No había día que no sintiera su desprecio, su indiferencia, y de pronto, como una ventosa succionándome el cerebro: una sensación de asfixia, el coraje de perder el tiempo.
  • Únete o inicia sesión para comentar
    fb2epub
    Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)