Gracias a ello podemos vislumbrar la complejidad del sistema muscular y de los subsistemas que lo conforman, con los que, por medio de interacciones de valor eléctrico o neuronal, bioquímico o energético, logran hacer aparecer los mecánicos al haber transformado un tipo de energía en otra, proporcionando el movimiento humano. Esto es posible gracias a ese nanomotor biológico cuyo rendimiento está mediatizado por cómo se aprenderán las infinitas opciones de movimiento de que dispone el ser humano y cómo éste es capaz de utilizarlas para realizar las técnicas de los deportes.