Por lo visto, es un término que significa abrirse camino con trampas y engaños, así como dar preferencia en nuestra escala de valores a la ambición y la codicia en perjuicio del ansia de ver reinar en el mundo la justicia y la bondad. Y si ser «profesional» implica todo eso, es una virtud que no me interesa lo más mínimo ni tengo deseos de alcanzar.