Soy una musa», anunció cuando el poemario de la Dama Oscura se publicó por primera vez, o lo que se tenía por publicar entre los poetas: imprimirlo en una revistilla grapada y mimeografiada que ellos mismos sacaban y se vendían unos a otros, a dólar el ejemplar. La Mugre, la llamaban, apostando por la crudeza