gait1989compartió una citahace 8 años
Ketty Pugh aplastó las manos en la falda de su blusón; y las manchas de arcilla, que salpicaban sus manos, quedaron impregnadas en la tela parduzca de la blusa que le cubría hasta las rodillas. Vestía pantalones negros y estaba descalza. No era extraño ver a Ketty descalza. Sus zapatos se hallaban en la puerta del estudio, y sólo cuando salía a la calle se los ponía. Era una manía como otra cualquiera, y sus amigos ya conocían los diez dedos de aquellos dos pies femeninos. Tenía el pelo rojizo, grises los ojos,
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