Aunque en algunas obras gore sí hay una voluntad de transgresión –y toda transgresión pone en tela de juicio la validez de los límites existentes y es por tanto una invitación al cambio–, también en estos casos la mayoría suelen limitarse a dar a su público exactamente lo que espera, las emociones fuertes que no puede encontrar en el mainstreamdestinado con frecuencia a un público familiar o más conservador que no está para sobresaltos y prefiere que los libros «acaben bien» y que siempre el mal sea castigado.