—Si tomas LSD el suficiente número de veces, alcanzas un estado de vacío —había dicho Manson en la sala—. Estás en una fase de ausencia de pensamiento.
Nadie ahondó en ello. La maldad intrínseca, sacada de unas mujeres jóvenes por un genio, ya era algo. Y ese algo era mejor que «un estado de vacío».