Laura Cerqueracompartió una citahace 7 años
Si el oído no escucha rumor alguno; si la vista no alcanza a calar el velo obscuro que cubre la callada soledad, vuelve sus miradas, para tranquilizarse del todo, a las orejas del algún caballo que está inmediato al fogón para observar si están inmóviles y negligentemente inclinadas hacia atrás. Entonces continúa la conversación interrumpida o lleva a la boca el tasajo de carne medio sollamado de que se alimenta.
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