escapado a los billetes de amor en los sagrados días de mi belleza y soy ahora objeto de ellos? Veamos. «No me preguntéis por qué os amo, pues si bien Amor toma a la Razón por su médico, no la admite nunca por consejero. Ya no sois joven, yo tampoco lo soy; motivo demás para que haya simpatía entre nosotros. Sois alegre, yo también lo soy. ¡Vaya, vaya! Pues más simpatía entonces.