Los padres de hoy en día tienen dos “trenes” de disciplina para escoger. El método más viejo que utiliza recompensas y castigos, al igual que se hace con los animales. Su combustible es la manipulación en forma de soborno y la fuerza buscando el cumplimiento. Su objetivo final es la obediencia. Este tren conduce a la dependencia mientras que los pasajeros soportan el estrés, la resistencia y las malas relaciones.