Pero sólo me ha guiado una idea concreta, una frase que mi maestro pronunció hace ya mucho tiempo y que martilleaba mi memoria: «Vencedor o vencido, buscador o vagabundo, guerrero o penitente, sabio o renegado, el hombre es un ser de luz, porque lleva en sí la huella de los dioses. Por ello no deja de creer y de esperar. Allá donde vaya, haga lo que haga, escúchalo, míralo, ofrécele tu calor y tu consejo; de ese modo crecerás