Lo único que hacemos es hablar, organizar debates y aplazar las decisiones. Cuando alguien tiene una buena idea, acaba por resultar ineficaz con tantos comités por los que tiene que pasar, y además la modifican hasta el infinito. Los pocos que saben realmente de lo que están hablando acaban relegados a un segundo plano por tantos ignorantes como hay a su alrededor.