¿Conoces el dicho «dale un pez a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá siempre»? Pues así es como funciona nuestro mundo. Dios quiere que aprendamos a ocuparnos de nosotros mismos. No nos da un pez cada vez que se lo pedimos, sino que nos observa y nos escucha mientras batallamos con enfermedades, injusticias, muerte y sufrimiento. Todo eso nos enseña a pescar.