Daniel Alejandro Correa Quinterocompartió una citahace 5 años
El daño recibido al nacer no se cura,

de igual modo que el agua de un pozo envenenado

no puede limpiarse: todo mal regresa al final,

o permanece oculto en nuestra sangre.

De ahí nuestra certidumbre en el dolor:

las mañanas perdidas ya no vuelven
  • no disponible
  • Únete o inicia sesión para comentar
    fb2epub
    Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)