No creo que hubiera sido quien soy en ninguna otra época. No me lo habrían permitido. Sé lo que les pasa a las chicas como yo en otros momentos de la historia. Tienen las manos encallecidas, manchadas de grasa y apestosas de realizar trabajos manuales. Trabajan tanto que a los treinta años aparentan cincuenta. Yo habría trabajado en una fábrica, o en un campo; no habría tenido libros, ni música, ni trenes para ir a Londres.