El problema de limitar el poder ha sido siempre el principal problema del Gobierno [...]. El poder es peligroso. Crece con aquello de lo que se nutre, ofuscando la percepción, nublando la visión, aprisionando a su víctima, por buenas que sean sus intenciones, en el frío del aislamiento propio de un aura –que se crea a sí misma- de infalibilidad intelectual que es el negativo del principio democrático.
Raymond Moley