Simplemente hemos decidido no seguir en contacto. Y así ha sido la cosa: una decisión, una decisión consciente, porque hoy en día no es difícil mantenerse en contacto con la gente, hay muchas maneras diferentes de hacerlo. Pero imagino que, a medida que vas envejeciendo, ciertas amistades empiezan a parecerte cada vez más superfluas. Resulta que te preguntas: «¿Dónde está la gracia?» Y entonces paras.