Si constantemente te llaman la atención porque llegas tarde, no cumples o no le rindes a la compañía, no tienes autoridad moral y mucho menos espiritual para predicarles de Cristo. Si no eres buen estudiante en la universidad o la escuela, probablemente te falte una plataforma espiritual o moral para predicar, porque se te van a reír en la cara cuando intentes hablarles de Cristo.