Sun Suncompartió una citahace 5 años
Nacht!», e hizo una seña hacia el vehículo, indicándome que subiera. Mi sangre inglesa hirvió ante esto y, echándome hacia atrás, dije:
-Tiene usted miedo, Johann… tiene usted miedo. Regrese, yo volveré solo; un paseo a pie me sentará bien. -La puerta del carruaje estaba abierta. Tomé del asiento el bastón de roble que siempre llevo en mis excursiones y cerré la puerta. Señalé el camino de regreso a Múnich y repetí-: Regrese, Johann… La noche de Walpurgis no tiene nada que ver con los ingleses.
Los caballos estaban ahora más inquietos que nunca y Johann intentaba retenerlos mientras me imploraba excitadamente que no cometiera tal locura. Me daba pena el pobre hombre, parecía sincero; no obstante, no pude evitar el echarme a reír. Ya había perdido todo rastro de inglés en sus palabras. En su ansiedad
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