Todo el poder a las masas obreras y campesinas, a los sóviets: este era, por cierto, el único camino que tenía la revolución para superar las dificultades; esta fue la espada con la que cortó el nudo gordiano, sacó a la revolución de su estrecho callejón sin salida y le abrió un ancho cauce hacia los campos libres y abiertos.