Tú y yo, Tessa, nos parecemos. Vivimos y respiramos palabras. Fueron los libros los que me impidieron quitarme la vida después de que pensara que nunca podría amar a nadie, que nunca nadie me podría volver a amar. Fueron los libros los que me hicieron sentir que quizá no estaba completamente solo. Podían ser sinceros conmigo, y yo con ellos.