Pues que mi ojo –comenzó la filósofa en miniatura– puede ver a su papá, y puede ver también un elefante. Además, también puede ver una montaña, y muchas cosas más. Así que si todo eso cabe en mi ojo, ¡mi ojo debe de ser la cosa más grande del mundo!
Sabiduría no es erudición, sino ver claramente lo que no se puede enseñar.