Porque todavía estoy aprendiendo a andar y hablar, y es mil veces más fácil ser cínico y empuñar una espada que ser generoso y plantarse ahí con un globo en una mano y una tarta de cumpleaños en la otra, con un potencial infinito de quedar como un estúpido. Porque todavía no sé muy bien qué siento ni qué pienso, y lanzo granadas al aire y lleno el aire de humo mientras intento desesperadamente despegar del suelo, elevarme. Porque todavía no he aprendido lo más sencillo y más importante de todo: la vida es difícil, y todos somos vulnerables, así que no seas cruel.