masterocompartió una citahace 7 años
verdadera. Pero cuando hube llegado al pie de una cuesta, allí donde aquel valle terminaba que el corazón me había llenado de terror, hacia lo alto miré, y vi que su cima ya vestían los rayos del planeta[2] que lleva recto por cualquier camino.
Entonces se calmó algo aquel miedo, que en el lago del alma había entrado la noche que pasé con tanta angustia. Y como quien con aliento anhelante, ya salido del marasmo cenagoso a la orilla, se vuelve y mira al agua peligrosa, tal mi ánimo, huyendo todavía, se volvió por mirar de nuevo el sitio que a los que viven traspasar no deja. Tras reposar un poco el cuerpo fatigado, seguí el camino por la estéril loma, siempre afirmando el pie de más abajo. Y vi, casi al principio de la cuesta, una pantera[3] ligera y muy veloz, que
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