Tuve la oportunidad de leer esta novela en formato físico, que me supuso una ruptura abismal en cuanto a mi concepción de la escritura y mi experiencia como lector. Pero esta edición la encuentro mal traducida. No es la magnífica traducción de Enrique Pezzoni, que es mucho más lírica y pausada que la prosa desenfrenada y algo tosca de esta edición, por momentos más similar a la de Céline por el ritmo que sugiere al lector.