La primera vez que lo leí hace ya tres años rompió mi corazón por completo.
La segunda experiencia en audiolibro ha hecho el mismo efecto y quizá un poco acrecentado.
Siento a Marianela como una historia real donde debemos revalorizar lo que es la belleza interna y externa, a preguntar, a aceptar y analizar ciertas respuestas, a no desbordarnos en palabras que podemos recoger del fango en el futuro y cómo un corazón roto nos puede hacer más daño que un enfermedad terminal.
He llorado a mares.