Rosabetty Muñoz ha incursionado desde una decena de libros en temas centrales de la existencia humana, como los estragos de la modernidad, el poder, la muerte, la destrucción de la vida pueblerina, el Sur real y simbólico, la precariedad de la pobreza, las tragedias de la vida cotidiana, sin dejar de lado el oficio de escribir y los desafíos de la escritura. Ligia es una nueva vuelta de tuerca que enhebra varias de las problemáticas anteriores: tiene como foco central el exilio, trazando una huella que recorre el mapa de la memoria y sus vacíos a partir de una hablante, que al mismo tiempo que evoca el país perdido, siente que ha sido desterrada para siempre. Mapa, país y cuerpo son el signo de la fragmentación de dos mundos que originan y motivan también una escritura fracturada y cortada, que se proyecta a la ruina del antes y el ahora. Finalmente, es el mapa de la escritura, de la lengua y la palabra el que opera como una resistencia frente al olvido y la mudez, creando un nuevo territorio en el cuerpo y en la memoria.