Lee junto a Camila Valenzuela

La influencia del imaginario maravilloso se observa claramente en las reescrituras de Carter, aunque la autora subvierte los roles asignados a las mujeres en los cuentos de hadas clásicos para explorar diversos temas como la identidad femenina, las relaciones de poder o la libertad de las mujeres en un mundo controlado por hombres. Les recomiendo La cámara sangrienta, una colección de 10 relatos que dialogan con la tradición de los cuentos escritos por Jeanne Marie Leprince de Beaumont, Charles Perrault y con otras referencias propias del folclore europeo.

Dickinson terminó su primer herbario a los 14 años. Conoció muy bien la naturaleza que le rodeaba, no sólo de forma poética, sino también científica. Alrededor de un tercio de sus cartas y más de la mitad de sus poemas mantienen vínculos con el mundo natural. Una verdadera joya para la tradición de las escrituras de la naturaleza desarrollada por mujeres.

Recomiendo leer todo lo que se pueda de Lispector, sin duda una de las escritoras más importantes del siglo XX. Su prosa, de difícil clasificación, se caracteriza por crear estructuras narrativas complejas a partir de anécdotas que parecieran ser muy simples. Les recomiendo "Todos los cuentos", donde, a través de un lenguaje cargado de metáforas, plasma la visión de una mirada situada en los márgenes –la de una mujer migrante–, al mismo tiempo que cuestiona y critica agudamente a la sociedad de su época.

Un ingreso muy amable a la propuesta ecofeminista de Vandana Shiva, que establece una relación entre la opresión patriarcal y la destrucción de la naturaleza.

El canon artístico no queda ajeno a las estrategias de poder patriarcal, que aíslan a las mujeres de la creación y la historia, más aún cuando se trata de autoras que están en los márgenes, lejos del discurso norte-eurocentrado. Este es un muy buen acercamiento para ver el tremendo aporte que han hecho las mujeres latinoamericanas en el campo artístico desde una perspectiva feminista.

Entre 1924 y 1928, Gabriela Mistral publicó cuatro reescrituras de cuentos de hadas. Estas versiones parecieran apuntar hacia los márgenes de la cultura canónica, configurándose como una escritura de la resistencia en la medida que introduce un discurso de carácter contrahegemónico: es una autora posicionada en un campo intelectual predominantemente androcéntrico; es una autora que se dirige a una niñez huacha, silenciada y olvidada entre las altas tasas de mortalidad infantil de aquella época; es una autora que tematiza la infancia como mecanismo de poder que desestabiliza el orden patriarcal propuesto por las versiones ‘clásicas’ (Perrault, Grimm), mientras, al mismo tiempo, posibilita su transformación. De esta forma, mientras los cuentos maravillosos de corte ‘tradicional’ fomentaban una visión estereotipada y reduccionista respecto de las mujeres, Mistral los cuestiona y subvierte.