Metafísica de los tubos cuenta los primeros tres años de vida de un ser obsesionado por el agua que, disconforme con su entorno, adopta la inerte forma de tubo como condición existencial. Con la crueldad, el realismo y el peculiar humor al que nos tiene acostumbrados, Amélie Nothomb rememora, a través de una narración que combina filosofía y fontanería, episodios de su infancia japonesa, transcurrida en Osaka. Que la protagonista de esta novela sea un bebé superdotado que opta por vegetar, que se autoproclama Dios y que se niega a manifestar sus emociones hasta que descubre el sentido de la vida en una barrita de chocolate y la muerte en un estanque habitado por repugnantes carpas, constituye un acto de coherencia con un universo literario en el que la obsesión por venerar el paraíso de la infancia es un tema recurrente. Metafísica de los tubos constituye uno de los relatos más autobiográficos de la autora que, al igual que en la inolvidable y aplaudida Estupor y temblores, que fue galardonada con el Grand Prix de la Academia Francesa, construye aquí una trama original, de poética anfibia, que vuelve a deslumbrarnos con fogonazos de humor descarnado e impactante.