bookmate game
E.L.James

Grey

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    Conozco la fórm ula de las direcciones de correo electrónico de los em pleados de SIP. Creo que Anastasia responderá m ej or por escrito; siem pre lo ha hecho.

    ¿Cóm o em piezo?

    Querida Ana

    No.

    Querida Anastasia

    No.

    Querida señorita Steele

    ¡Mierda!

    Media hora después sigo delante de una pantalla en blanco. ¿Qué narices le digo?

    ¿« Vuelve… por favor» ?

    Perdóname.

    Te echo de menos.

    Vamos a intentarlo a tu manera.

    Apoy o la cabeza en las m anos. ¿Por qué es tan difícil?

    Sin rodeos, Grey. Ve al grano.

    Respiro hondo y tecleo un e-m ail. Sí… esto funcionará.

    Llam a Andrea.

    —La señora Bailey está aquí.

    —Dile que espere.

    Cuelgo, m e tom o un m om ento y, con el corazón desbocado, le doy a

    « Enviar» .

    De: Christian Grey

    Fecha: 8 de junio de 2011 14:05

    Para: Anastasia Steele

    Asunto: Mañana

    Querida Anastasia:

    Perdona esta intromisión en el trabajo. Espero que esté yendo bien.

    ¿Recibiste mis flores?

    Me he dado cuenta de que mañana es la inauguración de la exposición de tu amigo en la galería, y estoy seguro de que no has tenido tiempo de comprarte un coche, y eso está lejos. Me encantaría acompañarte… si te apetece.

    Házmelo saber.

    Christian Grey

    Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

    Miro la bandej a de entrada.

    Y m iro.

    Y m iro… La ansiedad aum enta con cada segundo que pasa.
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    —Oy e, tío, ¿qué te pasa? —Claude levanta su m iserable trasero del suelo, donde lo he hecho aterrizar de un puñetazo—. Esta tarde estás que m uerdes, Grey.

    Se levanta despacio, con la elegancia de un gato grande que tantea de nuevo a su presa. Estam os entrenándonos a solas en el gim nasio del sótano de Grey House.

    —Estoy cabreado —suelto entre dientes.

    Él m antiene el sem blante im pasible m ientras nos m ovem os en círculo.

    —No es buena idea subirte al ring si tienes la cabeza en otro sitio —dice Claude, divertido pero sin quitarm e los oj os de encim a.

    —Pues a m í m e está ay udando.

    —Más a la izquierda. Protégete la derecha. El brazo m ás arriba, Grey.

    Me ataca con un golpe cruzado, m e da en el hom bro y a punto estoy de perder el equilibrio y caerm e.

    —Concéntrate, Grey. Aquí no te traigas todas esas m ierdas de tu vida de ej ecutivo. ¿O es por una chica? ¿Por fin un culo de los buenos te tiene bien pillado? —Me m ira con sorna provocándom e.

    Y funciona: le doy una patada a m edia altura y un puñetazo con todo el peso del cuerpo, y otro m ás, y él retrocede tam baleándose m ientras sus cortas rastas se agitan.

    —Métete en tus putos asuntos, Bastille.

    —Vay a, te he dado donde m ás te duele —alardea Claude, en un tono triunfal.
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    —Andrea, ponm e al teléfono con Welch, con Barney, luego con Fly nn y después con Claude Bastille. No quiero que m e m oleste nadie, ni siquiera m i m adre. A m enos que… A m enos que llam e Anastasia Steele, ¿entendido?
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    Miro el techo del dorm itorio. No consigo conciliar el sueño. Me atorm enta la fragancia de Ana, que sigue im pregnando m is sábanas. Me llevo su alm ohada a la cara para aspirar su perfum e. Es una tortura, es el cielo, y por un m om ento m e planteo m orir asfixiado.

    Contrólate.
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    Levanto la vista y veo que em pieza a oscurecer. Es tarde. Lo prim ero que pienso es que puedo enseñárselo a Ana.

    Pero ella no está.
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    Ahora solo m e falta colocar las pegatinas en su sitio; son com plicadas de poner, las m uy cabronas
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    Si ha decidido m archarse, no hay vuelta atrás.

    Nunca m ás.

    Me froto el pelo con som bría determ inación.

    Bueno, pues ¡hasta nunca! Estaré m ucho m ej or sin ella.

    Y doy un respingo.

    No, no estaré m ucho m ej or sin ella
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    Desde que te conozco, m e siento m ás vivo.

    Le recorro el labio inferior con el dedo. Quiero besarla, con fuerza. Hacer que olvide lo ocurrido, deslum brarla, excitarla… Sé que puedo. Sin em bargo, algo m e frena: su expresión dolida y recelosa. ¿Querrá que la bese un m onstruo?

    Tal vez m e rechace, y no sé si podría soportarlo. Sus palabras m e atorm entan, hurgan en un recuerdo oscuro y reprim ido del pasado.

    « Eres un m aldito hij o de puta» .

    —Yo tam bién —dice—. Me he enam orado de ti, Christian.

    Recuerdo cuando Carrick m e enseñó a tirarm e de cabeza. Yo m e agarraba con los dedos de los pies al borde de la piscina m ientras arqueaba el cuerpo para lanzarm e al agua… y ahora estoy cay endo una vez m ás, en el abism o, a cám ara lenta.

    No puede tener esos sentim ientos por m í.

    Por m í no. ¡No!

    Y siento que m e falta el aire, asfixiado por sus palabras, que m e oprim en el pecho con su peso im placable. Sigo cay endo y cay endo, y la oscuridad m e acoge en sus brazos. No las oigo. No puedo enfrentarm e a ellas. No sabe lo que dice, no sabe con quién está tratando… con qué está tratando.

    —No. —Mi voz sale teñida de dolorosa incredulidad—. No puedes quererm e, Ana. No… es un error.

    Tengo que sacarla de su error. No puede querer a un m onstruo. No puede querer a un m aldito hij o de puta. Tiene que m archarse, alej arse de m í, y de pronto lo veo todo claro. Es com o una revelación: y o no puedo hacerla feliz. No puedo ser lo que ella necesita. No puedo dej ar que lo nuestro siga adelante. Tiene que acabar. Nunca debería haber em pezado
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    —Lo siento —dice.

    Sus palabras, en voz baj a, son una sorpresa. ¿Se está disculpando?

    —¿El qué?

    —Lo que he dicho.

    Una oleada de alivio m e recorre todo el cuerpo. Me ha perdonado. Adem ás, lo que m e ha dicho cuando estaba furiosa es verdad: soy un m aldito hij o de puta.

    —No m e has dicho nada que no supiera y a. —Y por prim era vez en m uchos años, m e sorprendo a m í m ism o pidiendo disculpas—. Siento haberte hecho daño.

    Encoge un poco los hom bros al tiem po que esboza una débil sonrisa. Me he librado de m om ento. Lo nuestro está a salvo. Todo va bien. Siento alivio.

    —Te lo he pedido y o —dice.

    Eso es verdad, nena.

    Traga saliva, nerviosa.

    —No creo que pueda ser todo lo que quieres que sea —susurra con los oj os m uy abiertos y una sinceridad apabullante.

    De pronto, el m undo se detiene.

    Mierda.

    No estam os a salvo.
  • Ivanna Peñaloza Acevedocompartió una citahace 5 años
    —No m e dej es —le susurro en los labios—. Me dij iste en sueños que nunca m e dej arías y m e rogaste que nunca te dej ara y o a ti.
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)