Este es el libro más bello y fascinante que jamás imaginé escribir.
Narra la increíble historia de Jesús de Nazaret y las AVES del Cielo. Iniciaré comentando que en los cuatro Evangelios las AVES aparecen, vuelan y cantan en sucesos, parábolas y enseñanzas muy diversas.
En total, son mencionadas o aludidas 64 ocasiones; de las cuales Jesús dice 38 y las otras 26 corresponden al relato evangélico.
El AVE más importante del Evangelio –sin duda–, es la paloma.
La paloma del ESPÍRITU, de la Epifanía y testimonio del profeta Juan; que descendió, posó, permaneció e impulsó a Jesús al desierto; se ofrece a la armonía de nuestro Evangelio (Diatessaron) como su momento esencial, pues lo más extraordinario sucedió precisamente cuando el ESPÍRITU divino, en forma corporal –como paloma–, se compenetró en el río Jordán con el Maestro Jesús.
La lectura de los Evangelios deja muy claro que Jesús privilegió las AVES por encima de cualquier animal, vegetal o pez; distinguió en ellas su derecho a la vida y la libertad; señaló su inteligencia y servicio, su vulnerabilidad y precio, su sencillez y canto, su celo al nido, el amor por sus polluelos: — ¡Su mucha fe!
Escribí este Evangelio principalmente para que niñas y niños se acerquen y lean la Palabra más viva y verdadera del Maestro; y lo hagan desde un motivo que siempre es de su agrado, curiosidad y alegría:
— "¡Las AVES y los pajaritos!".
La buena nueva del Evangelio es para todo ser viviente.
Así está escrito: — «TODA CARNE VERÁ LA SALVACIÓN DE DIOS».
Este Evangelio va dirigido también para aquellas personas que aman las AVES; para quienes las cuidan, protegen y preservan; para que nunca disminuya su lucha, convicción y fe.
Finalmente, quiero decir que fue estremecedor en extremo traducir, armonizar y componer el Diatessaron El Maestro Jesús y las Aves del Cielo. Muy conmovedor y emocionante descubrir que ningún personaje de las Sagradas Escrituras amó y mencionó tanto a las AVES como Jesús de Nazaret…
