Cumbres borrascosas

yo estaré incomparablemente por encima y más allá de todos vosotros.

Ella los abandonó bajo una falsa ilusión —respondió—, imaginándose en mí a un héroe de novela y esperando ilimitadas concesiones de mi caballeresca devoción. Apenas si logro considerarla un ser racional, tan obstinadamente ha insistido en formarse una fabulosa idea de mi carácter y en obrar según las falsas ideas que acariciaba. Pero al fin creo que empieza a conocerme.

Aunque se trata ante todo de un relato sobre la vida, y sobre las pasiones humanas en conflicto y agonía, su marco épicamente cósmico da cabida a un horror de lo más espiritual.

El misterioso terror de Emily Brontë no es un mero eco gótico, sino la tensa expresión de la reacción estremecida del hombre ante lo desconocido. En este sentido, Cumbres Borrascosas se convierte en símbolo de una transición literaria, y marca el crecimiento de una escuela nueva y más vigorosa[1]».