«Ya no tengo nada. Solo una fuente inagotable de noches frías, metálicas». «Lo que me hace falta es dejar de sentir esperanza». «A mí nadie puede envidiarme». Estas líneas son parte de la profundidad, de la belleza y de la verdad que atraviesan la memoria del dolor y la voluntad de sobrevivir en una mujer que ha visto irse a su amado entre sus brazos.
Con la construcción de un diario, la mirada poética y el cromatismo de los recuerdos, Socorro Venegas nos muestra el proceso oscuro del duelo que recorre un cuerpo y un alma embestidos por la ausencia, la espera y la búsqueda. Las estrellas observan. La luz está ahí. Un mundo enmudecido, de gritos en silencio, retratado con la maestría del ilustrador Gabriel Pacheco.