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Libros
Anna Starobinets

La glándula de Ícaro

  • Alicia M. Marescompartió una citahace 6 meses
    Frases hechas, ajenas, mezquinas, sacadas de la tele, triviales, le venían a los labios, como hormigas que salen a la fuerza de un tronco podrido.
  • Keret Ochoacompartió una citahace 11 horas
    puede que en sus historias no haya crimen, pero casi siempre hay castigo. Y es un castigo doloroso, imprevisto, marciano. Tan delirantemente imposible como lo es la situación cotidiana en el mundo extraño que describe —podríamos, de hecho, calificar su obra de new weird
  • Keret Ochoacompartió una citahace 11 horas
    Starobinets, maestra del suspense y el simulacro —todo lo que ves no es más que eso, algo que estás viendo—, amplía su peculiar, y extraño, y siniestramente fabulesco
  • Keret Ochoacompartió una citahace 15 horas
    tenía, sin poder llegar a sospecharlo, tanto en común con escritores que, también, se atrevían a, como dejó dicho Friedrich Nietzsche, mirar al abismo y no poder evitar que el abismo les devolviera la mirada. «Digamos que
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 3 días
    Hay algo. Resulta difícil recordar lo importante cuando un inquieto y sutil gusanillo está hincando los dientes en la pulpa de tu felicidad, cada vez más oscura. Cuando las preguntas te caen en la cabeza como manzanas podridas
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 4 días
    Zhenia notó cómo una ola de fría rabia le subía del vientre a la cabeza, le inundaba primero la laringe y después los ojos, no con lágrimas, sino con algo que parecía vidrio molido.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 4 días
    Muerto podría amarlo, añorarlo, preservar su recuerdo. Vivo era un cabrón y un traidor, y lo que había que hacer era olvidarlo.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 4 días
    No había ni rastro de él. En Rusia hay mucha gente desaparecida, todo un ejército. Zhenia se imaginaba una guerra de muchos años, sangrienta, intensa, oculta a los ojos del mundo, a la que se dirigía ese ejército.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 6 días
    El olor a chocolate amargo, a piel de mandarina y a pino ajado se mezclaba con el aroma especiado de las páginas manchadas de los libros. En La Nodriza no parecía haber ni libros viejos, ni abetos, ni mandarinas, pero allí estaba su aroma, el potente aroma de la felicidad infantil, el más apropiado.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 9 días
    El miedo de Pávlusha huele a ajenjo amargo y a aguas estancadas, a setas otoñales y a hojas podridas, a huevos de pájaros que han volado demasiado tiempo de cara al sol y, por alguna razón, también a sangre. Y eso que el Doctor ha dicho que ahora no hay sangre en su cuerpo.
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