Ciertas personas y otros animales con los que se topó el autor de manera fortuita, a lo largo de su dilatada vida, fueron las fuentes y origen de estas narraciones insólitas, inimaginables, que después de bascularlas, se han ido escribiendo con los años como testimonio de sucesos deformes, inauditos y únicos; y que configuran esta “Isla sin mapa”. Isla que habráque recorrer a ciegas hasta encontrar el cofre del tesoro que nos ofrece Armando Trasviña; quien ha dicho refiriéndose a esta colección de cuentos, que: «De la realidad de los actos dejamos al público lector su rechazo, credibilidad, inviabilidad, sospecha o no viable aventura”.
Estos divertimentos de escritor, acaso fruto de la estupefacción de un momento concreto, anónimas transferencias visuales; sintetizan la sabiduría de este genial californiano, y nos ofrecen relatos que no tienen ni un átomo de desperdicio, como: «el maestro que no sabía escribir», o cuentos con esa jerigonza spanglish tan divertida. Y en el fondo de todas las narraciones, el riquísimo acerbo cultural y lingüístico mexicano.
El texto se divide en dos partes, la primera titulada: “de pies”, la dedica a los seres humanos, y la segunda parte: «y pezuñas” a animales de cuatro patas.
