Azares del cuerpo

«Tengo una hermana que no veo hace mucho, pero la pienso todos los días, que se hace la muerta, pero que debe de estar viva».

Quería tijeras que ya no fueran útiles, que hubieran perdido su uso por la ausencia de su objeto, que extrañaran la superficie de su carne.

Desde que enterró a su mamá había comprendido que los vivos nunca dan abasto con los objetos que dejan sus muertos.

balla, hentregue sus carnes a vestias cualqieras

mientras tanto tenemos hotra qeja
Ha ber Si canbia hun poco la dieta porqe su sangre hestä medio desavrida

Hoy por el chat Gustavo me confesó hacer parte de la conspiración.

g:
hesto es huna adbertensia: si no paga el rescate vamos a tener que proseder con el hajustisiamiento de su hamigo K. Firmado: las pulgas acecinas

Me voy por un tiempo, con la esperanza de que mueran de hambre del todo o de que salten en filita desde la terraza hacia el suicidio ante mi ausencia.

. me dijo yo creo que tú estás embarazada de una pulga.

La semana pasada me encontré dos ronchas sobre el tobillo, pegaditas, como si la pulga hubiera chupado sangre, caminado la distancia de unos pelos, y se hubiera dado cuenta de que necesitaba más antes de su siesta.

En los días que siguieron a ese roce inoportuno, Aurora contestó varias veces el timbre de la calle, ilusionada de que vibrara la voz ronca de Jessica en la bocina. Pero siempre era otra gente vendiendo o pidiendo cosas (comida, plata, su espíritu) que ella no podía dar.