llamados a declarar ante el Congreso de Estados Unidos, Elon Musk y Mark Zuckerberg disponen de un poder superior al de cualquier jefe de Estado y deciden el futuro de la humanidad con la caprichosa pulsión con que un niño rompe un reloj para saber de qué está hecho el tiempo.
Ojo, en pocos meses estos señores también compraron al Jefe de Estado más poderoso del planeta.