El mundo subterráneo ha sido señalado a menudo como cima de la ciencia ficción moderna. En un punto, al menos, parece insuperable: sus maravillosos paisajes y criaturas, sorprendentemente extrañas. La inagotable e insólita imaginación de Fowler Wrigth transforma la increíble en verosímil. El viajero del tiempo, que salta medio millón de años en el futuro, no encuentra esta vez una civilización dominada por la técnica o alguna raza estelar. El desarrollo unilateral del hombre moderno y su ruptura co el mundo han creado por una parte una raza biológicamente fatigada, los Moradores, que vive a la sombra de una inexorable tragedia, y, por otra, individuos de intensa espiritualidad, los anfibios, alejados de la acción. En sus épicas aventuras en alucinantes escenarios y entre monstruos fabulosos- el viajero del tiempo asiste a un drama intolerable que ha nacido con el hombre.