Se trata de una obra poética conmovedora y estimulante. A través de las figuras del llanto y las lágrimas, la autora explora un complejo universo de afectos y relaciones que componen el mundo en su escala íntima y personal, y también en su escala histórica y cultural. Es sus páginas confluyen reelaboraciones mitológicas, relatos de las subjetividades y de las vidas actuales, y poderosas imágenes que interrogan el mundo en que nos movemos. El llanto se convierte en una clave de lectura para pensar y sentir lo que somos, las máscaras que hemos adoptado y los intentos por sobrevivir ante su asfixia. Especialmente relevante es la manera como se elabora líricamente una aguda perspectiva en torno a diversas líneas de poder que atraviesan a las sociedades y a los individuos. La voz de la autora es firme y se caracteriza por un pulso crítico, sumamente sagaz y por momentos mordaz, donde el humor y la ironía se tornan tonos poéticos sugerentes y desafiantes. La obra despliega un lenguaje transparente, ágil y preciso, definido por su eficacia económica y, al mismo tiempo, por una carga de apasionada viveza. La autora goza y padece por igual el mundo que elabora en sus versos, que es el mismo mundo que duele y asombra más allá de los confines de las páginas.