que, como dijo, en cierta ocasión Arthur Schopenhauer, «el genio es el que acierta en una diana invisible para otros».
Kobun Chino era el maestro Zen del difunto Steve Jobs, el conocido director general de Apple Computer. Entre los blancos invisibles en que acertó Jobs, se halla el innovador concepto, por aquel entonces, de un ordenador accesible a todo el mundo (y no solo a los entendidos), una idea ajena a todas las empresas informáticas de la época. Después de crear el primer ordenador de sobremesa de Apple, Jobs y su equipo llevaron esa visión amable con el usuario al iPod, el iPhone y el iPad productos que, por aquel entonces, resultaban inconcebibles.