Libros
Esther Kinsky

Arboleda

La narradora de Arboleda viaja sola a Italia para una estancia que había planeado junto a su compañero, M., recién fallecido. Allí, fiel a sus paseos de flâneuse que se demora en parajes apartados, humildes cementerios y arcenes de carreteras secundarias, pero siempre atenta a los detalles luminosos, su mirada sella un nuevo pacto con la vida: «Había aprendido a marcharme, a borrar huellas, a guardar lo acumulado y recolectado».
Así pues, Arboleda es un libro de duelo, pero éste se trasciende mediante un estilo sagaz, culto y profundamente empático. Ceñido a tres lugares de Italia, tres paisajes, este hermoso tríptico posee la distancia de una moderna geórgica: el dolor es aquello que sucede mientras los hombres viven y trabajan, nuevas aves surcan el cielo y la naturaleza muda. Quizá éste sea el destino de la gran literatura: preservar la memoria sin por ello dejar de “regresar a la ciudad de los vivos”.
Comparada con Sebald y Thoreau, Esther Kinsky es grande por sus propias cualidades, por una escritura arrebatadora desde la primera frase. Un bellísimo viaje de invierno, tan emocionante como reparador.

«Es este un libro para deleitarse con sus descripciones del paisaje y los fenómenos atmosféricos, con su interés por los vestigios de las vidas de otras personas
que habitualmente pasamos por alto y con su universalidad, todo ello maravillosamente evocado.»
Jonathan Gibbs, The Guardian
«Arboleda es la historia de una existencia interrumpida a raíz de una pérdida, pero con la promesa de vida –y con ella, de renovación y esperanza— que late suave pero constante en su corazón.»
Lucy Scholes, Financial Times
«Magnífico. Al igual que W. G. Sebald, Kinsky construye el pasado a través de paisajes.»
The New Yorker
275 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2021
Año de publicación
2021
Traductor
Richard Gross
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Citas

  • Ana Romerocompartió una citael año pasado
    Mi padre me leía en voz alta, pero en italiano, que yo no entendía. No hay que entenderlo todo, decía él, y seguía leyendo; con el tiempo, las palabras adquirieron un efecto sosegador, las encontraba bellas y las interpretaba a mi manera.
  • Ana Romerocompartió una citael año pasado
    Algo inherente a la relación entre el ver y lo visto, entre el significado del ver y el del estar o ser visto en cuanto confirmación reconfortante de la existencia, me pareció de súbito un enigma candente que se sustraía a toda denominación. Si, en aquella ladera, alguien me hubiese dicho que la incapacidad de resolver o siquiera nombrar ese enigma podía ser causa de muerte, me lo habría creído
  • Ana Romerocompartió una citael año pasado
    A veces, llegaba un fontanero ambulante para ofrecer sus servicios.

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